παντα ρει ουδεν μενει


Llevo meses que no me atrevo a salir con el alma desnuda. Prefiero llevarla vestida por si coge algún resfriado; aún así, hoy, he decidido quitarle los pantalones y que se quedara un poco al aire. 

Ahora que todo se ha vuelto nada, me sobran los dedos que hasta hace poco se peleaban para tocar tu pelo o tu espalda. Mi boca sólo sirve para retorcerse besando bocas de botellines. Mi sexo se ha convertido en una absurda máquina para follar llorando, una perturbación que me impide dormir de lado porque tú no me coges desde el otro. 

Todo aquello que escribo no deja de sonar a una declaración de la renta, en cada línea me decepciono, en cada línea te desgravo y sin querer, todas las pasiones se me deshacen entre los verbos. Ahora que todo se ha quedado en nada, mis ojos son brechas en la cara por frotarlos contra la almohada. 

Ahora que todo se ha vuelto nada, me sobra todo, o tal vez no, creo que no. No me sobran ni los dedos, ni la boca, ni los versos, ni los ojos. Ni me sobran los recuerdos convertidos en nada. Ni los puntos suspensivos que insistíamos en poner o los puntos y seguidos, ni las tardes enteras hablando. 

Frío, cuando estamos sentimos frío, cuando me miras ya, sientes frío, distante, esquivo. 
Me fustigo y acaricio, insulto y conmuevo, alarmo, divierto y advierto, me quiebro y sollozo, me pongo ronca, decrépita, infantil, vulgar. Subo y bajo, me enfrío, desciendo, me apago; y cuando se hace el silencio, resueno y allí permanezco, ¿con quién? con el frío de un beso, un abrazo y después el vacío, después de que todo prendiese fuego llegó el frío y yo, sin sentirlo. 

Creo que podría dejar de quejarme y pensar con razón, que el amor se volviese insípido y aburriese mis sentidos; pero llego algo tarde. 

[παντα ρει ουδεν μενει - Heráclito - Todo fluye, nada permanece]

No hay comentarios:

Publicar un comentario