Nix, nicta

No me he olvidado de ti. Acabo de levantarme en plena noche para escribirte, de hecho. Es curioso de la manera tan "Monzonera" en la que me surge la inspiración.

Te he soñado. Miento. Nos he soñado justo en el mismo sitio escondido de aquella tarde en el Born. Esa tarde no sé cómo pude ser capaz de creer que la situación iba a variar. Qué poco demuestro haber crecido en estas situaciones eh. En fin, al grano. 

Te decía muchas cosas empezando con un "me está resultando indiferente" que te deletreaba mi cara. Hay que ver qué expresiva soy. Cansada de escuchar tu agenda, te cortaba el discurso para despedirme. Estaba pensando que me resultaba indiferente toda aquella situación e incluso tú. 

- ¿Sabes? No soy capaz de hacerme a la idea de toda la evolución que ha tenido mi relación contigo - te decía. 

- ¿Por qué? No se a qué te refieres - añadías.

- Es sencillo. Yo no puedo entender que tu seas esta persona que veo cuando quedamos. No la digiero. Quiero decir, me parece muy bien que tengas tus proyectos y tu nueva vida con su consecuente nuevo entorno, pero es que me da igual, de verdad, no significa que no te respete ni admire tu trabajo, simplemente no creo que la relación que hubo, se merezca acabar contándonos las agendas de cada uno. 

No vivo en el pasado, ojo, quizá le veas ese lado; hace tiempo que asumí que no volverías. Tampoco te pido que cuando quedemos, me sigas mirando para buscar el hueco y robarme algún beso o que me empotres con esa pared y tengamos repentinamente ese sexo que no se pudo dar; solo pido que mientras nos veamos, si es que sigues queriendo tiempo conmigo, dejes que vea a aquel chico que no le importaba si nos desnudábamos.

Me parece bien que no quieras que vean a ese chico. Bueno, ciertamente no sé hasta qué punto nos conocemos para poder hablarte así, desde hace ya tiempo te has vuelto un jeroglífico. Lo que me sabe peor de todo es tu poca falta de transparencia cuando juzgas la mía con frecuencia. Lo digo por tu poca sinceridad para decirme que estás con alguien desde hace meses.

Yo qué quieres que te diga pero, creer creo en muchas cosas menos en nosotros. Hace tiempo que sé que eres prescindible en mi vida, porque me di cuenta que asumí el mismo rol en la tuya. No fue orgullo, todavía no he hecho una involución personal. Qué decadencia y que poca consideración hacia nosotros. Da pena. Todo este discurso no es ni de lejos algo negativo, sino productivo que nos permite a partir de ahora ahorrar tiempo, del que no andamos sobrados. No sé, no quiero verte así, porque a mí no me enseñaste esta versión de ti. Así que quédate enseñando la versión 2.0 a tu nueva compañera de mañanas y a tu nuevo entorno, pero no olvides no pensar antes de sentir. Yo mientras tanto, dejaré  llevarme por la vida, sin prisas y disfrutando de mí, que soy entretenida un rato y si alguien me roba algún beso, pues no me quejaré. - te dije.

Y me fui. Me levanté de la mesa, te di un beso en la nariz y me fui con una enorme sonrisa. He de decir que ya no te recuerdo abrazándome a media noche o mirándome y eso hace que piense que ya te he olvidado, que ya no te tengo y que ya no te llamo. Soy feliz con la boca pequeña porque mi modestia, nada falsa, se impone, pero lo soy. Gracias a ti o por tu culpa. 

Espero que sueñes bien.
Hasta el próximo desvelo,

Anaïs. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario