Ad aeternum

Hoy lo he entendido, ya está y no más. Ha sido como un puñetazo que te hace caer redondo al suelo, una resaca de domingo o un levantar después de una siesta de hora y media. La desorientación forma parte del momento en el que te dicen que esa persona se ha ido y que no va a volver nunca más. Esa persona que tuvo una historia que nunca escribió pero que los suyos trataran de conservarla porque la vivieron con ella.

Hoy he entendido algo que nos intentan arremeter por doquier, que consumimos en las películas, el teatro, la literatura, el arte o en las conversaciones con alma. Tempus fugit o Carpe diem siempre ha sido un latinismo que solo tenemos en cuenta cuando alguien cercano a nosotros muere y que solo algunos, solo unos pocos a los que la sociedad mira como si hiciesen algo malo, consiguen entender su significado y aplicarlo a tiempo en su vida.

¿Por qué nos pasamos la vida preguntándonos hacia dónde vamos sin recordar dónde estamos? ¿Por que nos pasamos a la deriva dejando que las cosas sucedan sin hacer que sucedan? ¿De qué se trata el tiempo si pensamos en mañana?

- Vivir es fácil, solo hay que vivir. - Eso decía con la sonrisa entre abierta. No sé qué más decir. No sé cuando me voy a despertar, ni cuándo voy a ordenarme. Supongo que dejaré pasar el tiempo pensando en mañana, aquello que todo el mundo cree que tiene y no. Porque la vida está aquí. No hay que buscarla porque ella nos encuentra todos los días diciéndonos que tenemos otro día para sentir el elixir de la alegría que es vivir.

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