Commodit

Todos tenemos un pesar enorme. Cada uno lo encaja a su manera. No sólo sentimos el pesar por la pérdida o por el cambio, sino por muchas otras cosas más. 


Mi pesar constante, es el que me retuvo contigo. Quizá si yo te hubiese conocido de otra forma en la que te conocí, esto que me mueve hoy no seguiría. Este pesar, es el que incluye (como cualquier otro pesar), las cinco fases que se manifiesta de manera diferente en cada uno:

Negación, ira, negociación, depresión, aceptación. Pueden verse alteradas, aunque todos acaben por ser aceptados. Yo no sé en qué fase me encuentro, pero supongo que va más al borde de la aceptación que de otra cosa. 

Verte significó cerrar heridas que estaban volviendo a abrirse. Verte significó el tener que pensar de verdad qué es lo que falló de mí. Las introspectivas y yo nos hemos hecho, curiosamente muy amigos estos últimos meses. Y yo te fallé porque no quería mirar hacia delante. Porque el mirar hacia atrás, fue quedarme ahí, estancada, sin moverme. Obviar tener solucionados los problemas que antes se no se arreglaron. Fue la peor oportunidad contigo. Y hablo de oportunidades porque, contigo solo he tenido la oportunidad de no mostrarme más allá de lo que quedaba de mí, porque no podía avanzar. 

Sé que llego tarde, pero, "nunca es tarde si la dicha es buena". El pesar le llega cada uno a su hora, a su manera y a mi sus fases me han ido aconteciendo estos meses sin ti. Te he negado, te he odiado, te he comprendido y te he echado de menos y ahora, ahora no puedo hacer nada más que aceptar que tu fuiste la mala oportunidad que todo el mundo tiene con un amor. 

Yo también flojeo, y entre tanto y tanto, también te llamaría y te diría cuánto te echo de menos y por qué. Yo también miro cosas que me recuerdan a ti (menos las fotos, que se borraron por equivocación). Pero he de acabar aceptando que fuiste la mala oportunidad de no verme llenarme los dedos de pintura, de no verme desesperada por un acorde que hace tiempo que no toco, de no verme con las puntas rotas ya, de tanto girar hasta caerme porque no sé guardar el equilibrio o de no verme con los ojos como platos por estar observando a Pollock. 

Lo mejor que cualquiera pueda hacer es ser sincero cuando aparece el pesar, aunque no puedas controlar sus efectos, es la única manera de librarte de parte de él. Lo mejor que podemos hacer es permitirnos sentirlo cuando llega y liberarnos de él cuando podamos. Lo peor es que cuando crees que lo superas vuelve otra vez y cada vez, te deja sin aliento.


Sé que te hice querernos y entregarte a la causa y que tú casi mueres intentando salvarme. Pero déjame que te recuerde que yo también estuve ahí contigo. Y luché hasta el final, pese a mi dificultad por avanzar. Lo nuestro se complicó porque nosotros decidimos seguir platentándolo como algo complicado. Decidimos tirar la toalla y que alguna luz divina nos rescatase a alguno de los dos para que al menos uno pudiese tirar del carro. Pero no apareció y tú aconteciste en mi mala oportunidad. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario