Veni, vidi, vici

En los medios de comunicación, con frecuencia, hablan de ondas. Al parecer, nos llegan ondas por doquier. Incluso los humanos irradiamos ondas, cuando estamos enamorados, cuando nos enfadamos, cuando nos entristecemos, cuando somos felices… y es que, aquello que dicen “energías” algunos, otros lo denominan “ondas”.  Sea una cosa u otra: ¿qué pasa cuando no recibimos  o energías ajenas?

Absolutamente nada. De ello me percaté hace ya algún tiempo cuando, las cosas no tienen el mismo color que tenían antes. Todo aquello que te rodea se vuelve como una misma canción que se repite una y otra vez. Etapas que sabes que ya has pasado y no te apetece volver a pasar porque notas que tú y tus prioridades, van por otro camino: fiestas, desmadres, novio formal, ruptura longa, esperar de alguien, decepcionarte del mundo y finalmente “la pérdida”. Para aquellos que no lo sepan, una pérdida, es sensación de ausencia de todo lo que hasta ahora te ha conformado.

En cierto modo ésta, es como el compañero de viaje del mundo. El mundo se codea de una pérdida de valores, así que tampoco te pilla tan lejos mi estado del tuyo. El caso no es ése, el caso es si hay algún modo de no sufrir esa pérdida, un manual de instrucciones o algo. No, siento decepcionarte pero, nadie se ha sentado a escribir sobre qué hacer cuando no te encuentras muy “tú”, aunque siempre puedes leerte El secreto de Rhonda Byrne (o ni de coña, no queremos que te autolesiones).

Y es que pensándolo bien, en lo que resulta ser una pérdida, por mucho que duela o que se sufra, siempre acaba siendo un punto ganado. Precisamente la expresión de:  no hay mal que por bien no venga, hace un resumen de mi reflexión (soy como Daniel Solana expresando su conocimiento). Cuando uno pierde el primer amor, gana el suyo propio, cuando uno pierde la razón, el otro la gana o cuando uno marcha lejos para perderse, vuelve después de haberse encontrado.

Así van las cosas, siempre se gana, casi nunca se pierde. Pero es que inevitablemente, tendemos a ver las cosas desde un punto de vista fatídico y lo que no hacemos, es mirarlo desde un punto de vista productivo. No te cuestiones por qué paso algo, cuestiónate qué ganaste con ello.

Espero que no lo tomes como un libro de autoayuda que se planta en tu vida desde un stand de oferta de una librería cualquiera, escribo sobre ello porque sé qué es estar constantemente pensando sobre todo lo que se ha perdido. Porque sé que es no poder por no tener nada. Porque sé que es ir perdiendo mientras vas ganando y no saber mirar más allá de la pared.

[Veni, vidi, vici - Vine, vi, vencí - Caesar]



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