Ex cognesco

Días. Días en los que te levantas y tu perspectiva del mundo la cambias radicalmente. No he sido chica de mantenerme en una visión durante todo el tiempo sino más bien, todo lo contrario. 

Soy el personaje antagónico de la estabilidad y al parecer, con aquellos hombres con los que me codeo, también. Lo peor de todo que la inestabilidad es lo que un virus en invierno. Tiene una capacidad enorme para contagiarse pero una incapacidad para curarse. No sé si es que yo nací inestable o es que a lo largo de los años he ido aconteciendo así. Ciertamente, siempre he recordado a mi madre diciéndome: "Anaïs, decídete ya hija". Así que podría por dar resuelta mi duda. 

Ando cansada y no de emociones especialmente. Sino de la gente. Hoy, ha sido un día de los que te vas de casa con las manos vacías y vuelves con una mochila en la espalda de unos 4Kg más. Ha sido un día de los que, sí tendrías que haberte levantado porque al acabarlo haces la retrospectiva y vas buscándote. A buscar me refiero a algo que concierne a lo que tú eres. Hoy he escuchado y he empatizado. Sí, hacía meses que no lo lograba. Y hoy, echándome un capote (por qué no, oye), algunas personas se han dado cuenta de que eso, precisamente, es lo que me hace curiosa. 

No es por nada en especial, de hecho, si haces un cursillo acelerado de "cómo escuchar al prójimo" quizá también lo logres, sino porque hay muy poca gente con la capacidad de escuchar y demasiada con aptitudes para oír. Desde luego, la gente ha desarrollado como una especie de pared translúcida, dejando pasar la luz pero desconociendo su origen. 
Cuando uno escucha suele ampliar sus nociones y habilidades, en realidad es como leerte un libro sobre cualquier campo de estudio. Cuando escuchas aprendes a valorar qué cosas pueden pasarle a uno en la vida. Y cuando te encuentras con ellas, no vas tan perdido porque tienes algo de contenido teórico. 

Hoy he ido a visitar a un buen amigo, de esos de los que no quedan y que conoces de rebote. He hablado de tantas cosas que al fin de cuentas, le he pasado los 4Kg a él. Quizá por eso lo busco. Por eso tengo tanta persistencia en preservarlo. No a él sino al que se convirtió en nada. Y he seguido aceptando su "sin saber", su traspapelo de la hoja de ruta, porque ha sido con la única persona que aún estando perdida, me sentía parte de algún lugar. Ya sé que no hay nada, no hace falta que nos lo repitamos constantemente pero, tampoco entiendo porque no se dice que ya no queda nada. Todos sabemos decirlo a puerta cerrada. Todos sabemos desnudar verdades así y sino, que me lo digan a mí, pero, cuando alguien ha significado una etapa de tu vida, deberíamos saber también hablar a puerta abierta. 

No es tarea fácil, pero facilitando las cosas uno siempre puede sentirse mejor. Y sólo con saber escuchar y tener la capacidad para comprender las situaciones podrás hablar así. No con todo el mundo uno tiene la capacidad de expandir conocimiento, ni de entremezclar dichas. Por suerte tuve la suerte de conocer a alguien así y estoy teniendo la suerte de conocer a alguien así. Supón que la gente no es tan diferente como planteamos a menudo sino que el quid está en saber dónde está esa gente, con esas virtudes, que tú necesitas. 



[Ex cognesco - desde el conocimiento / experiencia]

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