Tabula rassa

Quizá sea el momento de replantearse qué es realmente lo que nos aporta "nada". 
¿Qué esperabas? ¿Que escribiese cuán de bonito fue y cuánto me aportó? Pues claro que no lo iba a hacer. Todo recuerdo bueno es lo que te quedas. Y lo malo ahí está, intentando echarse a despojo, como puede. 

Me encuentro en el mismo sitio en el que me di cuenta de que ya no teníamos nada que hacer. Y no porque se fuera el amor, precisamente, sino porque de tanto usarlo, dejando al lado las analogías sexuales que se están apoderando de tu cabeza, nos gastó. Es como cuando uno aprieta muy fuerte el lápiz y necesita media goma para borrar lo escrito. Tendremos tantas páginas como para escribir un libro y un best-seller incluso, pero no podemos leerlas aún. No podemos leernos. 

Es cuando yo me replanteo lo siguiente: ¿Cuándo sabes que tienes que dejar de seguir borrando la marca del lápiz? Hay lápices con el grafito muy blando, como son las relaciones que no nos aportan prácticamente nada, pero otros en cambio, tienen el grafito bastante duro, que equivaldrían a las relaciones que te aportaron mucho. Supongo que si hoy, estoy aquí escribiendo(te), debería de llegar a la conclusión de que las páginas que escribimos, fueron con grafito del duro. Y es por esa misma razón que aún me encuentro desgastando gomas para poder borrar la marca. 

Y no se va. No se va porque, se me olvidó decirte que cuando decidimos dejar de escribir, aunque el escrito fuera muy "lo que el viento se llevó", a mí sí que me sirvió encontrarme contigo. No lo escribo como error, sino de todo lo contrario. A medida que transcurren visitas masculinas por mi vida, me doy cuenta de qué fue lo que hizo que me fijara en tu particular forma de ver el mundo. Era idéntica a la mía pero al revés, quiero decir, aunque sepa escribir, que no te engañen un par de letras bien puestas. Soy la chica que peor se expresa del mundo. Sí, porque cuando quiero ordenar conceptos para expresarlos, no sé cómo funciona. Vuelvo. Fue "eso" que nunca voy a poder explicar, ni mal explicar. Y no nos echaré la culpa de nada nunca. De nuestros "sin saber" y de nuestros "qué sé yo", sino todo lo contrario. No fue el momento y ya.

Es algo complejo el entenderme. Curiosamente cuando no estoy contigo, me hago la idea fácil de que realmente no necesito vaciarme, ni expresar al mundo qué me parece la inaptitud que lleva hoy. Y por eso detesto verte. Lo detesto porque los dos nos (auto)imponemos una barrera que da miedo. Perdón, pero me gusta hablar en plural.

¿Sabes de qué te hablo, no? Esa especie de pared blanca pero hecha de cartón. Vamos, que el ruido de fondo se sigue oyendo. Vaya si lo hay, al menos por mi parte. No puedo evitarlo, supongo que es la situación compleja (cómo no), entre nosotros, que me hace que me atraigas más y tenga esa necesidad impetuosa de abrazarte desnuda o de estar en la cama contigo. Pero no, a
doptamos el mainstream del momento y, solo lo hacemos por miedo a que vuelva a pasar. ¿Todo? joder no, no me arrepiento pero, desde luego no volvería a pasar por ahí otra vez y si lo hiciese, me lo plantearía un par de veces. 

Hablo del miedo a saber qué pasa cuando conectamos con aquel "eso" que sabemos que nos une y del después, que yo sé que pensamos en el después. Y porque creemos no tener tiempo para nosotros, y ahí llevas razón y no te la niego.
Me aterroriza la idea de volver a verme por dentro y saber qué queda por ahí que me una a ti. Y no supongo lo mismo porque ya me he pasado de lista líneas anteriores. No sé qué es esto, qué se supone que hago yo viéndote cuando sé que las cosas están en aguamansa y que la "nada" va a ser nuestro vínculo por mucho tiempo, incluso le recomendaría ir cogiendo sitio y todo. Admiro a todas aquellas personas que desarrollan la capacidad de "olvidar" lo que pasó un tiempo atrás; pero es que a mí me cuesta borrar la marca del lápiz. Ni siquiera me replanteo volver a escribir otra historia porque no tengo ganas.

¿Nos dejamos sin ganas? ¿O es que acaso estamos generándolas? De todos modos, eso es algo que dudo mucho que pueda resolver ahora. Necesito tiempo. Mucho. He de comprar lápices, gomas y hojas para volver ya no sólo a escribir. Tengo tantas cosas que decirte que no sé nunca ni cómo empezar, ni cómo seguir, ni cómo acabar. Soy una chica que no sabe despedirse. La cuestión la tengo en adoptar el modus vivendi de hasta ahora, y cuando vuelva a despedirme de ti, intentar no recordarlo todo, ni intentar que se me pase por la cabeza revivir el "eso", en una conversación. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario